lunes, 25 de abril de 2011

CARTA ABIERTA A UN DISIDENTE DE POSTÍN

CARTA ABIERTA A UN DISIDENTE DE POSTÍN: José Rosas Ribeyro.

A ti que siempre has sido disidente de lo que sea y pequeñoburgués  del día de los inocentes, seguro que no te va a gustar esta aproximación pública que espero deje alguna enseñanza por ahí. Te dije que te arriesgabas a una carta abierta y aquí la tienes en esta Laguna Brechtiana a la que insultas  olvidándote de Brecht, quien por tus posiciones políticas peregrinas te merece el menor de los respetos. No es mi culpa que hayas terminado siendo un anticomunista de sombrilla y pandereta. Yo no te metí en eso. También te dije mi querido Burt Lancaster que la embarraste cuando te metiste con la memoria de MEC. Pero no te has detenido y has seguido insultando desde el balcón que te dejaba cierto comisario implume.  Pues, ahora te van mis impresiones sin ánimo de lucro. 
Si tuviera que hacer una biografía tuya diría pronto que ha sido la biografía del miedo. Porque siempre me has dado ¿provocado? la extraña sensación de que vives aterrado por la picadura de un mosquito. Eso y tus rulos rubios de la juventud es lo que me queda de ti. Ten en cuenta que no nos vemos hace treinta años. Y hace poco te he encontrado  en ese blog tan formalito en el que colaboras.  En un principio me alegró saber que todavía tenías inquietudes literarias. Aunque el tema que tocaras fuera el suicidio y alguna historia familiar penosa que no dejó de conmoverme.  Fue entonces que llamé a Yoyo  alarmado y temeroso por ti. Le dije que leyera esas líneas  pero él rápido me calmó haciéndome recordar que desde la adolescencia hablas de lo mismo. Entonces aplaudí. Voilá. Y me quedé tranquilo sabiendo que por el momento no te dispararías en la nuca. Y siguieron pasando los días en esta provincia desalmada que es el Perú. Hasta que me di de bruces con unos insultos y descortesías graves  en contra mía, de mi pata Ampuero y mi paisano Calderón Fajardo. De ellos tengo la impresión de que ni te conocen ni les interesas. Hacen bien. Pero en mi caso es distinta la cosa porque a pesar de que te me escabullías en París yo he podido seguirte el rastro del miedo preguntándome si con ese talante algún día podrías escribir algo que valga la pena.  No puedo dar fe de que haya sido así. No he leído nada tuyo, y creo que igualmente desconoces mi obra. Es una pena. Pero debieras recordar que publiqué textos tuyos en mi revista Trafalgar Square a principios de los ochenta en Barcelona.
Volviendo al pasado. Me gustaría que te preguntes por qué Marina Castro, publicó Mate de Cedrón en la imprenta de Juan Barea siendo tan o más amigos tuyos y afines en lo político que del suscrito y no publicaron nada tuyo. Ser amigo de los editores no te sirvió de mucho. O es que en ese entonces no tenías nada que mostrar? Y ya te preparabas para hacerte exiliar por el gobierno de turno para que el viaje te saliera barato. Se entiende no? Siempre fuiste periférico entre el estudiantado y la militancia pero siempre ocupaste un lugar central a la hora de escapar en avión. ¿Cómo lo hacías?
Y ahora apareces en Lima diez días  al año y te mandas unos rollazos acerca de la cultureta local insultando a diestra y defendiendo lo indefendible a siniestra. Luego te haces yunta de una piraña bloguera, que las hay, para volver rápidamente a París donde no te soporta ni tu propio hermano. Patrick a quien por fin entiendo. ¿Cómo no me había dado cuenta?
(Siendo que la memoria es aleatoria, no comprendo porqué te has mostrado memorialista en esas declaraciones a dos chicos que  han intentado acercarse a nuestra generación con poca fortuna. En un libro que oculta gran parte de lo que fueron esos años, en el que los personajes centrales  no figuran por ningún lado. Claro que con informantes como tú se entiende que cayeran en el  error  esos angelitos. Por ejemplo nuestra generación fue básicamente salsa y no rock. Acuérdate de los llonja partys en el cuarto de Leoncio Bueno donde literalmente no cabíamos de gozo. En los talleres Tunjar no había una sola gota de rock. A lo mucho alguna canción de los Saicos y muchas gotas de ron. Y entonces a qué viene tu memorabilia, cómo es que te  sientes tan cómodo recordando por tu cuenta lo que no fue?)
El problema es que ya estamos viejos, y como quien calla otorga debo precisar lo siguiente: como buen bailador prefiero la salsa dura, igual que la poesía dura prefiere a un buen poeta antes que a la salsa romanticona o sensual. Y a ti jamás te ví bailar salsa en la Chapelle Lombarde ni en el New Morning. Se entiende que para mí la poesía es Forma, casi escultura. No esos versos largos como sábanas desteñidas que tanto te gustan a ti y a tu piraña del facebook. Lo que  no pasa, por lo que lleva más de insulto que de crítica es que digas de mí lo que me avergüenza por ejemplo de tu propia poesía: que era fofa, blanda, y grosera. En ese sentido está claro que el flaco Málaga lo hizo mejor. Más huevos y mejor torta. Porque, diciéndolo todo de una vez,  Málaga hizo en Poesía todo lo que tú siempre quisiste hacer. Y  te dejó sin piso. Te quedaba sin embargo tu admiración secreta del ñeque y la potencia que tenían Pimentel y Juan Ramírez. Por lo que quisiste formar parte de su rumba pero algo falló. Entonces llegaste a la conclusión de que lo mejor era dinamitar Estación Reunida, cosa que te demoras en hacer hasta ahora.  Vives en una explosión lenta como en esa película de Antonioni, Blow Up. Por lo que te aconsejo que vengas a vivir al Perú o en su defecto a Chile que no está mal. Porque en París no eres nadie. Aquí todavía te puedes pelear conmigo. Hasta podríamos hacernos una pichanguita en la playa si la hubiere. Pero, por favor devuélvele los negativos de la foto con Bolaño a Margarita  porque son suyos. No te hagas. Y reconoce que, sin cachita, escribo bien.
Vladimir Herrera.