viernes, 7 de enero de 2011

COMENTARIO PERPLEJO A “UNA ENCUESTA COBARDE”.

“Una encuesta cobarde”, de “resultados anticientíficos e interesados”, hecha por la “la Banda de los Cuatro”, utilizando a “auténticos (y supuestos) estudiosos, poetas, profesores, recensionistas en los medios”, que son casi todos “amigos personales de los antologadores”, y más precisamente, “la clase de amigos que tiene la Banda de los Cuatro”, de una clase tal “que conocen nombres pero no libros”, y que, previsiblemente “votaron por los poetas más mencionados en los medios”, de manera  que dejaron fuera a poetas valiosos para incluir “con grosera patería, a poetas de absoluta falta de calidad y hasta de continuidad (suman decenas)”.
Si los consultados y los poetas de esta Antología consultada (esa “desvergüenza literaria”) podemos desde ahora mismo hacernos una cruz, qué decir de los responsables de la encuesta, la famosa Banda, uno de los cuales, López Degregori, fue advertido de no incluir a los firmantes en la antología, “a riesgo de ser denunciado judicialmente”.  Aun así, la Banda se tomó el trabajo de la consulta y corrió los riesgos judiciales en cuestión  con el objetivo de  “promocionar” a Carlos López Degregori, el “cabecilla de la Banda”.
Sólo una cosa que aportar a esta crítica de Mora y Pimentel (una sola, porque no opinaré sobre su uso del gerundio): en España somos mucho más prácticos. Esperamos a tener en disputa algún beneficio o hasta prebenda, no sé, una fundación, una plaza de catedrático, un puesto de algo, la representatividad en el panorama literario, la exclusividad en las iniciativas, la venganza, la autopromoción, la fama, la gloria, algo. Sólo entonces accedemos a sacarnos los ojos con la misma saña.  Pero en este caso se diría que la saña es por la poesía, por un canon alternativo, por la honradez en las encuestas, por la verdad. Qué admirable.
Y es que seguramente no se han dado cuenta: ¡pero si es una antología! Un punto de vista, una mirada sociológica, un canon más, con la diferencia de que dispersa un poco las consabidas capillitas, las hace menos compactas, menos conchabadas, aunque suma los gustos y disgustos, los desconocimientos y los conocimientos de los consultados. Con los mismos errores y los mismos aciertos que otras. Qué bien si se la discute y se le contraponen otras posibilidades. Pero, ¿a qué viene tanta sangre?
Helena Usandizaga

La revista de bares de Vila-Matas

    
 
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El autor de `La enfermedad de Montano´ y la crítica Mercedes Monmany hablan del esplendor y decadencia de las tertulias literarias de Barcelona que frecuentaron con Martínez de Pisón.
Isabel Bugallal.A Coruña

La historia de cómo se conocieron se convierte en el comienzo de un divertido relato de la vida literaria de Barcelona a través de las tertulias a las que ambos acudían, el escritor Enrique Vila-Matas, como tertuliano asiduo, y la crítica Mercedes Monmany como visitante ocasional. El autor de El mal de Montano se queja de que le pregunten por su salud, resquebrajada tras el colapso renal que sufrió en verano de 2006. "A raíz de una entrevista en El País me lo preguntan siempre y no quiero explotar mi salud. Es como lo de Marguerite Duras. También conocí a Barthes... O la entrevista ficticia que le hice a Marlon Brando en Fotogramas".

Mercedes Monmany (M.M.): Algo parecido le ocurre a Claudio Magris. Se queja de que siempre le pregunten por Europa, pero él está ligado inevitablemente a la idea de Europa.

Tras el inciso sobre la salud, retoman la conversación.

M.M.: Un día César (Antonio Molina) me dijo: "He quedado con un chico escritor, Enrique Vila-Matas, en la librería Crystal, de Barcelona". Yo leía todo lo que se leía entonces. Me gustaba mucho la literatura no realista y de vanguardia y para mí Enrique era lo más distinto y rompedor que conocía. Me había gustado mucho su libro Al sur de los párpados (1980), no se entendía nada pero yo percibía que estaba en la línea Tel Quel, y empezamos a ser todos amigos, con Paula Massot, la mujer de Enrique.

Vila-Matas (E.V.-M.): Era la época en que teníamos una tertulia literaria en el bar del cine Astoria, en la calle Balmes, que tenía de todo menos literaria. Era un bar muy norteamericano.

M. M.: Un bar muy tipo Hopper, de los años cincuenta.

E. V.-M.: Allí se reunían Cristina Fernández Cubas, Carlos Trías, un poeta peruano que se llamaba Vladimir Herrera y muchos contertulios ocasionales.

M. M.: Yo, cuando iba a Barcelona a ver a mis padres, mi primera visita era al Astoria, donde se reunían tres días a la semana.

E.V.-M.: Cada día. Lo de tres días... Era una época en la que yo no me planteaba si saldría o no saldría de noche: salía de noche.

M.M.: Era una tertulia non stop, no acababa nunca.

V.-M.: Un día Toni López, el editor de Tusquets, llevó a José Bianco, personaje mítico, amigo de Borges y fundador de la revista Sur con Silvina Ocampo. Era muy agradable y simpático, estuvo veinte minutos en la tertulia. Alguien derramó café sobre su pantalón blanco y había tal agitación ese día que Bianco, viendo que nos movíamos tanto y entrábamos y salíamos, me dijo con humor: "Oiga, a mí me habían dicho que esto era una tertulia literaria, pero a mí me parece que es una tertulia de cocainómanos".

M. M.: Yo me acuerdo de que iba tres o cuatro veces al año y había cuatro chicas islandesas, todas novias del peruano Vladimir Herrera, que era un hiperdonjuan.

E. V.-M.: Es verdad, nosotros estábamos rodeados de mesas con gente que nosotros no veíamos pero que observaban el fenómeno.

M. M.: Luego esa tertulia desaparece, porque desaparece el cine, y durante unos años fuisteis mucho al Bikini, una discoteca al aire libre en la Diagonal. Iban Sergi Pàmies, Quim Monzó... Era una tertulia más abierta.

E. V.-M.: Era una reproducción de lo que había sido el mundo de Bocaccio que yo conocí cuando tenía veinte años, con la diferencia de que así como en Bocaccio había una sola clase social, la famosa gauche divine, aquí se unían muchas clases sociales y culturales. Y además estaban mezclados los escritores en catalán con los escritores en castellano. Así es como nos hicimos amigos de Pàmies y Monzó. Barcelona era una ciudad más abierta y saludable en este sentido, esa famosa separación no se producía entonces. Esa es la versión oficial, la real es que no existe tal separación. Si hay una sociedad transversal culturalmente es la catalana.

M. M.: Entonces cerraron la sala Bikini y os fuisteis a un sitio un poco siniestro que se llamaba...

E. V.-M.: Séptimo Arte. Eran ya los noventa. Ahí podíamos dejarlo... Luego estaba Giardinetto.

M. M.: Eran otros tiempos, a Enrique ya lo invitaban a foros internacionales, íbamos creciendo, y el Giardinetto era un sitio más convencional, de maduros de la burguesía barcelonesa.

E. V.-M. : Sí, pero es la herencia de Bocaccio.

M. M. : Ahora son editores, arquitectos, escritores reconocidos...

E. V.-M. : Sí, pero no es la herencia de Bikini, es la de Bocaccio que permanece 40 años después. Se puede hacer un reportaje de bares, como un artículo muy bonito de Jaime Gil de Biedma del libro El pie de la letra. Gil de Biedma cuenta todos los bares en los que se reunían ellos antes de existir Bocaccio. Se llama Revista de bares. Es interesantísimo. Lo digo porque lo que estamos haciendo es una visión de revista de los bares...

M. M. : A todo esto aparece el joven Ignacio Martínez de Pisón.

E. V.-M. : Que se incorpora ya en el Astoria y en Séptimo Arte.

M. M. : Y en determinado momento pasáis a otro bar marginal, Caos Mil, con una barra siniestra, y entonces aparece Javier Tomeo.

E. V.-M. : Recuerdo mis esfuerzos por convencer a la gente amiga para que fueran allí porque para mí era la misma onda.

M. M. : Era ya la decadencia. Debías actuar como líder porque íbamos allí y era un sitio infecto.

E. V.-M. : Recuerdo que ahí fue Almudena Grandes, pero las chicas le pusieron la proa.

M. M.: Estamos haciendo un relato generacional.

E. V.-M.: Sí, se habló incluso de la generación del Astoria.

Llega Ignacio Martínez de Pisón (I. M. P,) (Zaragoza, 1960).

M. M.: ¿Y tú cómo conociste a Enrique?

I. M. P.: En un premio Herralde, cuando yo iba a sacar un libro en Anagrama . Tú te habías ido al fútbol con Herralde y saliendo del Camp Nou te dijo: "Voy a sacar a un chico joven de Zaragoza.

E. V.-M.: Hablamos y me cayó muy bien, y de repente me dice: "He leído tu libro Nunca voy al cine y hay unos cuentos que me gustaron y otros no tanto. ¿Cómo que otros no tanto?

I. M. P.: Pero aquel día no discutimos. Discutimos poco después. Quedamos para ir al Bikini en mi Dos caballos, y de repente lanzó una de sus frases célebres: "Eres tan tonto que no te das cuenta de lo tonto que eres". Me lo dijiste tantas veces que te dije, "Enrique, puerta, fuera y adiós".

M. M.: Es un amigo muy fino, nunca dice tacos y su máximo insulto es de patio de colegio, tonto, que equivale a gilipollas.

I. M. P.: Te quedaste en mitad de la Diagonal y dijiste `yo aquí no me bajo´, entonces ya nos hicimos amigos, porque retiraste lo de tonto con tal de no bajarte del coche e ir andando hasta el Bikini.

Al acabar, Vila-Matas dice a la periodista: "Puedes utilizar lo de la salud. Yo utilizaré esta conversación. Utilizo todo".


Ha tenido que pasar el tiempo. La añoranza y el encanto se pasaron de copas y, heridas se perdieron en la noche del presente: inconcluso todavía, atrevido, saludoso, tercamente presente.
V.H.

jueves, 6 de enero de 2011

Waca waca dance.






Joan de Boheme, fotógrafo y artista gráfico de origen flamenco ha tomado estas seís fotos a su paso por la ciudad de Lampa, en Puno, al sur del Perú. La sensualidad explosiva y arrechante de las bailarinas ocupa todo el universo digital. Corta la palabra. Seduce. Fueron hechas el 8 de diciembre de 2010, en la Fiesta de La Inmaculada.

martes, 4 de enero de 2011

Primera curda con Osvaldo Lamborghini.

























El nombre de Lamborghini crece como la sombra cuando el sol declina que le decía don José Domingo Choquehuanca a Bolivar del suyo. Fue Hector Libertella, el gran Hector Libertella quien me hablaba de él en México. Y fue a traves de Libertella que Lamborghini contactó conmigo en Barcelona. Cuando me llamó por teléfono y nos citamos en El Velódromo de la calle Muntaner. Me dijo que llevaría tejanos y camisa blanca. La verdad que tenía un aire a Charli García, pero más guapo.Manos de tabaco y alegría en la expresión. Al rato advertí que se había enamorado de una palabra muy española, gilipollas, muy arrastrada con la elle argentina. Con los gin tonics de Larios fuimos coincidiendo acerca de quienes eran gilipollas en Barcelona y quienes no. La noche anterior se había peleado a los golpes con su amigo de infancia  Germán García a quien yo conocía de Boccacio. Por entonces Germán estaba materialmente bien situado en Barcelona y gozaba de esa estabilidad emocional de la que gozan los sicoanalistas. Nosotros éramos unos sudamericanos reventados. No sé si en este primer encuentro en el Velódromo vimos por la ventana a Maradona. O es que Maradona entró a tomar algo y hablamos con él. Lo que sé es que fue nuestra primera "curda" en la ciudad condal. (continuará)
V.H.


domingo, 2 de enero de 2011

Se va haciendo de noche en la provincia



















Basilio Sánchez.
Poesía para leerse en el verdadero aleteo del silencio.
Un gran poeta español que conocíamos poco en latinoamérica. De él ha escrito Antonio Colinas en La mirada apacible :" Rotundidad y,a la vez, claridad de la palabra que ya se mostraban en A este lado  del alba y Los bosques interiores, los dos libros primeros del autor". Lo seguiremos.