jueves, 26 de mayo de 2011

ALFREDO BRICE CONTADO POR YOYO MANRIQUE.


Alfredo Brice narrado por Yoyo Manrique. Y algo más.

Nos encontramos en París, en el restaurant universitario de Censier. Era  el año 1966. Fue un reencuentro porque a Alfredo Bryce ya lo conocía en el Perú, cuando yo  estudiaba en Chosica y él en Los Ángeles. Me invitó a visitarlo a su “casa”, es decir a su “chambre de bonne” en un sexto piso sin ascensor. Para mí fue una experiencia imborrable. La cama ocupaba la mitad del cuarto y en lo que sobraba había una mesita frente a un espejo en la que solo cabía la máquina de escribir. En esas condiciones escribía Alfredo ocho horas por día, con horario de oficina, como él decía. Era invierno y toda la calefacción que tenía era un aparatito eléctrico que solo le calentaba el culo.
Cada vez que nos invitaba a almorzar o a comer a su casa teníamos que soportar que nos leyera sus manuscritos. Era aburridísimo y lo aceptábamos con estoicismo y respeto porque se trataba de nuestro amigo y porque era  el futuro célebre escritor.
 Fue  en una de esas lecturas que escuché hablar de  La Nylon, una prostituta de la que él solo había escuchado hablar a sus amigos de Ica. Yo le conté con alegría que  la conocía de verdad y que había sido mi primera amante cuando tenía apenas 16 años y cursaba el quinto año de secundaria en el Colegio San Vicente de Ica. El romance se acabó cuando empecé a exhibirme por  todas partes con ella, mi padre se enteró y me puso en vereda. Dicho sea de paso, la mujer era deslumbrante y encantadora, se vestía como puta, hablaba como puta y usaba perfumes de puta.  Me hacía sentir más hombrecito, a veces me trataba como amante y otras veces como si fuera su hijo.
Las reuniones en casa de Alfredo, en su período con Margarita, eran frecuentes y amenas. En una oportunidad Germán Carnero se publicitó anunciando unos tallarines a la carbonara que, según él, había aprendido a preparar durante su corta estadía en Italia. Estaba Ricardo Lets con María Luisa, Hernando Cortés, yo con Elsita Merel, Edmundo Murrugarra y otros. El vino y las lecturas de los manuscritos de Alfredo caldearon los ánimos y enfrentaron a Germán con Hernando en una bizantina discusión sobre la personalidad de Julius. Cuando la cosa amenazaba con pasar o mayores, Hernando se fue y tiró la puerta al salir, pero esta se volvió a abrir y él retrocedió, asomó la cabeza y dijo: ...German!!! he comido mejores tallarines a la carbonara… y se fue.
Muchas veces escuché a Alfredo contar frente a los amigos sus proezas y aventuras amorosas sin darse cuenta que eran las que yo le había contado un par de semanas antes. Se apropiaba de todo y se ponía él como protagonista principal. ..Pero Alfredo si eso te lo conté el otro día… le decía… no le gustaba ni un poquito, no solo se apropiaba de historias ajenas sino que se las creía. No soportaba el éxito de los otros en temas de amor y de conquistas.
Una noche nos fuimos al bar de la esquina de la Place de la Contraescarpe a tomar unos tragos con César Calvo que se casaba al día siguiente con…(no me acuerdo de su nombre) Estaba Alfredo y Margarita, Germán Carnero con Adita y yo con Elsita Merel .Terminamos al amanecer y de ahí pasamos directo a la Municipalidad completamente borrachos.
Después del matrimonio yo  preferí irme a dormir con mi amada y prescindí de la fiesta. Pero a las 12 de la noche escuché que me llamaban a gritos desde la calle, era Alfredo en una tranca infernal que sorteaba los carros que le pasaban rosando en medio de la  Rue Gay Lussac. Me precipité a salvarle la vida y bajé rápidamente dejando a mi Elsita en  el cuartito del hotel. Nos fuimos a tomar unas cervezas, al poco tiempo el borracho era yo. No paré hasta dejarlo en su casa, donde llegamos después de subir las escaleras con mucha dificultad. Te quedas a dormir, me dijo. Estás loco Alfredo si aquí hay una sola cama le dijo Margarita. Y en ese momento ella bajo repentinamente el cierre de su vestido como si se dispusiera a acostarse,  yo me puse pálido. En realidad era un atuendo exterior que aun quitándoselo seguía vestida.
Cuál no sería la expresión de mi rostro que esta historia la contó Alfredo por muchos años y a cada vez diferente.
Meses más tarde, Germán entro a mi cuartito del hotel donde sufría en silencio el abandono de Elsita que había partido de regreso al Perú y me tiró un periódico a la mesa. Era un ejemplar de Ultima Hora y en la primera página decía con enormes letras: Bella modelo se suicida…era ella.

Jorge "yoyo" Manrique.



domingo, 22 de mayo de 2011

El caso Strauss-Kahn según Leo Tarifeño.

¿Hay una “mano negra” detrás del caso Strauss-Kahn?


Sin ningún deseo de alentar las paranoias conspirativas, me pregunto si en la escandalosa acusación de asalto sexual contra el ahora ex director del Fondo Monetario Internacional (FMI), el francés Dominique Strauss-Kahn, no habrá ribetes políticos que, quizás, pretenden pasar desapercibidos. Y es que hace poco más de un mes, el pasado 14 de abril, el hombre hacía las siguientes declaraciones tras abandonar la Asamblea de Primavera del FMI:

“Admito que estoy sorprendido porque en el directorio del Fondo existen personas que son más papistas que el Papa, tomando posiciones fundamentalistas. ¿Por qué ocurre esto? Durante décadas, esta institución dijo que los controles de capitales son como el diablo. No queremos esto. Hoy estamos peleando contra esto”.

Y agregó, en contra de la prédica que el FMI sostuvo durante años:

“Estoy un poco molesto sobre el tradicional conflicto entre la disyuntiva entre leyes laborales rígidas versus flexibles. Hay políticas que funcionan y otras que no”.

Para los “fundamentalistas” señalados en ese momento por Strauss-Kahn, la única receta viable para crear empleo es tener leyes laborales más flexibles. Quien por esos días era el director del organismo tenía un discurso diferente y promovía un cambio de mirada en el corazón del FMI. Poco más de un mes después, era detenido en Nueva York, acusado de querer violar a la mucama de un hotel. Como sabemos, el escándalo derivó en su renuncia forzada a la dirección del Fondo.
Por supuesto, es muy posible que Strauss-Kahn haya hecho aquello por lo que se lo acusa; lo curioso es que en el interior de una institución tan poderosa como el FMI caiga de sorpresa la patología de su ex director, un tipo lo suficientemente inestable como para perder la chaveta en cinco minutos fatales y poner en peligro el bienestar de su familia, su buen nombre y toda su carrera política. ¿La debilidad de Strauss-Kahn era un botón rojo que otros podían apretar cuando les resultara conveniente?
En todo caso, la respuesta a esa pregunta me parece más cercana a la verdad que el relato donde el mundo ve a un sexagenario súbitamente enloquecido por unas faldas, sin que nada ni nadie en las altísimas esferas del poder global hubiera previsto en qué tipo de marea se podía ahogar. La cuestión resulta pertinente porque la acusación sexual también desprestigia, o al menos intenta desprestigiar, a otro personaje, a su manera en las antípodas de Strauss-Kahn, que pretende cambiar el status quo:Julian Assange, el creador de Wikileaks. Salvando las lógicas distancias entre uno, prohombre del sistema financiero mundial, y otro, un hacker anarquista, ambos quisieron modificar las leyes que gobiernan el mundo y a los dos les explotaron bombas sexuales que terminaron por acallarlos. ¿Será casualidad?