sábado, 31 de diciembre de 2011

TERMINA EL AÑO DE ARGUEDAS?

Faltando seis horas para recibir el 2012 y

terminando el año de Arguedas, aquí va una invitación para que este final de 2011 no sea una nueva clausura del proyecto y de la obra arguedianos, que durante todo el año nos han sorprendido con su renovada fuerza, con sus sugerencias siempre nuevas e inacabables. Lo de la clausura viene a cuento porque no sólo sus “enemigos” (Cortázar y Vargas Llosa, con el empecinado rechazo de lo local y de lo arcaico que usan para definir de modo reduccionista a Arguedas), sino también algunos de sus “amigos”, desde un punto de vista más crítico, han dado en clausurar un supuesto proyecto transculturador de Arguedas.



Pero volver sobre lo problemático de la noción de transculturación sorprende cuando el término ha sido ya discutido y relativizado al máximo. Y considerar la literatura de Arguedas como un fracaso de este proyecto, un fracaso en cierto modo personal, tiene el inconveniente de desactivar lo radical de su obra, y de paso de deslegitimar toda referencia a una cultura otra.  No se trata de dictaminar, desde un punto de vista hegemónico, si Arguedas “tradujo” el mundo andino a nuestro código, y si eso es o no posible en nuestro universo globalizado; se trata de comprender el lugar de enunciación donde él se sitúa. El propio Arguedas trabajó desde este límite, desde esta frontera, y, más que clausurar un supuesto proyecto,  desbarató cualquier idea de convivencia armónica, mostrando -en las contradicciones entre su deseo de comunicación y la tensión en que permanecen los mundos- la desigualdad en las condiciones de existencia de ambas culturas, pero al mismo tiempo el valor semántico y la fulgurante belleza o la potencia revulsiva de la cultura más desconocida.



En el excelente comentario de Echevarría publicado también en este blog (por cierto los homenajes que fueron rutinarios en España fueron los mediáticos, no los otros) se cita el también excelente artículo de Moraña sobre la polémica Arguedas/Cortázar, y la referencia a la idea de Moreiras de ver la trayectoria de Arguedas como ese fracaso de la transculturación, y su connotación asimiladora, y de la utopía. Ahí es donde quiero matizar, con una idea de Jean Franco en su ponencia Suicide or Murder?  The Postumous Existence of Jose Maria Arguedas.’, preparada para el Congreso internacional del centenario de José Maria Arguedas en la Universidad de Londres, celebrado los días 13 y 14 de octubre de 2011: Arguedas no sufrió tanto una imposibilidad individual, sino el efecto de esa vieja y conocida lógica social que aplasta cualquier logro colectivo. En otras palabras, no puede hablarse del fracaso de un “ingenuo” proyecto de Arguedas: es nuestro universo social el que se niega a cumplir las posibilidades de existencia de un mundo otro, de una sociedad otra.


Así que Kashkaniraqmi, José María Arguedas: seguimos siendo.

Helena Usandizaga. Vladimir Herrera.

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