martes, 8 de enero de 2013

POETAS RODOLFO HINOSTROZA Y VLADIMIR HERRERA EN LAS MONTAÑAS DEL FIN DEL MUNDO DEL 2012.

 La poesía pudo más que la confianza en el fin del mundo. Antes ya lo había dicho René Char. Un verano tumultuoso corría entre nuestras venas o moraba oculto en este paisaje de lluvia. Juntamos a nuestras familias y conforme terminaba el día 21 de diciembre del 2012 nos dábamos cuenta que sólo la luz cambiaría sus dudas por  la soledad de los venados del bosque de Ranhuailla. Hinostroza le daría otro final a su novela y Herrera escribiría unos versos de pie forzado. Aquella noche hablamos a la intemperie de la inclemencia de la poesía peruana plagada de gestos y famas vanos. Pero el sábado llegó pisando la tenue belleza de la  luz del día. Y un nuevo siglo comenzaba benigno y saludable. Fuímonos como sucede en la leyenda sin ideal ni esperanza. Nos prepararíamos para el siguiente fin del mundo de no se sabe cuándo.  
Fotografías de Marina Herrera.


















1 comentario:

Leo Cáceres dijo...

Lo poesía ES el fin del mundo.