jueves, 20 de mayo de 2021

CON LOS ADIOSES A FRANCISCO BRINES.

Del valenciano Francisco Brines me hablaba el madrileño Ernesto Parra. Se conocían de la noche madrileña ambos noctámbulos por naturaleza. Y pecadores, supongo. El inquieto Parra había encontrado manuscritos míos en casa de Vila Matas, pronto en Madrid se los entregó a Paco Brines que se los llevó a Valencia donde conocía a los muchachos de Septimomiau y Taberna de Cimbeles. Ellos tenían una auténtica taberna en la calle Cura Femenía 9 en la que vi los vasos y las copas más brillantes del universo. En esa taberna , tiempo después presentamos Del Verano Inculto. Aquellos manuscritos que Parra le entregó a Paco Brines y que Paco llevó a Valencia. Ya entonces Tomás March editaba una revista Taurina de sucesivos números, Quites. Muy del gusto del poeta Brines quien como Tomás era maravillado cultor de La Fiesta. Ha debido pasar el tiempo para acercarme a la obra de Brines como quien se acerca a la orilla de un río transparente hecho de luces y Sorollas. Lejos del Malvarosa a donde viaja mi adiós. 

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