lunes, 22 de octubre de 2012

PEQUEÑA HISTORIA DE UNA EDICIÓN HISTÓRICA.



EL NACIMIENTO DE EL PEZ DE ORO

Cuando empezamos a pensar en la edición de El pez de oro, de Gamaliel Churata, nunca imaginamos que la publicación de este texto raro iba a estar hecha de una esperanza desesperante. Digo empezamos porque en este proyecto que he tratado de completar siempre ha estado Vladimir Herrera. Como es lógico en un trabajo tan laborioso, no se hizo en dos días: acabé la edición en septiembre de 2010 –ya ni recuerdo cuándo la empezamos-, y ha salido dos años después. Sin ser culpa de nadie: la editorial Cátedra, o mejor dicho la editora Josune García, siempre me trató bien, y nunca me engañó, pero dejaba resquicios para la ilusión: “no podrá programarse antes de un año”, y entonces imaginábamos el libro en la calle en septiembre de 2011, pero cuando llegaba la fecha aún había que esperar, y nos dábamos contra el suelo otra vez.
En los inicios del trabajo la editorial me pidió  que contactara a los herederos de Gamaliel Churata para gestionar los derechos de autor. Pude hablar -después de una búsqueda detectivesca en las diferentes ramas familiares, en la que me ayudaron Max Meier y Riccardo Badini-, con Amarat Peralta, que vive en Miami. Un día lo llamé por teléfono desde Barcelona y a través del Atlántico me llegó su voz cercana y su amabilidad profunda. Me emocioné por hablar con el hijo de Churata, porque en seguida me mostró que lo más importante para él y sus hermanos era que se conociera la obra, porque intuí historias dolorosas, pero tal vez también luminosas, en sus recuerdos.
El pez de oro me llegó de Perú y espero que ahora vuelva a Perú. La inspiración y el impulso han venido también de los amigos peruanos, y de Perú mismo, claro. Las Jornadas organizadas en Arequipa en 2009 por Filonilo Catalina y José Córdova me animaron a seguir adelante. En especial José Luis Velásquez Garambel y Juan Yufra han hecho posible que exista el texto tal como es.
Tanto tardó el libro en salir, que en el entretiempo apareció otra edición, de José Luis Ayala, a fines de 2011. Ahora espero que ésta de Cátedra también se conozca, y que sean fructíferas las decisiones que tomé. Por ejemplo, la de respetar la elección de Churata respecto a las palabras en quechua y aymara, y no anotarlas en el texto, sino añadir un glosario que completa y aclara el del propio Churata. Su “Guión lexicográfico” al final de la obra no es una lista de palabras organizadas como un diccionario: es un texto poético estructurado en destellos de su conocimiento imperfecto pero íntimo de esos lenguajes, de sus lugares y relatos. Por eso no he querido tampoco actualizar esa ortografía, ni cambiar las palabras que Churata escribe erróneamente, sino que he tratado de señalar esos desfases en el prólogo y en el anexo a su guión. El castellano lo he trabajado de modo más canónico, pero tampoco he corregido las transgresiones significativas con las que Churata a veces lo cambia y lo recrea.
Dada la importancia de Cátedra en España y en el ámbito hispanoamericano es seguro que la obra de Churata terminará siendo  centro y horizonte, cifra y fulgor, gozo y sabiduría para sus nuevos lectores.


Helena Usandizaga.

1 comentario:

oscar malaga-gallegos dijo...

Creo que no hay mejores manos e intencione que las de Helena y Vlady para hacer que este PEZ DORADO que siempre nos ha iluminado navegue ahora en mares extranos y de dificil navegacion, pero la poesia de Gamaniel Churata es digna de esa aventura.